Ramón (Javier Bardem) lleva casi treinta años
postrado en una cama al cuidado de su familia. Su única ventana al mundo es la
de su habitación, que da al mar, donde sufrió el accidente que interrumpió su
juventud. Desde entonces, su único deseo es morir dignamente. En su vida
ejercen una gran influencia dos mujeres: Julia (Belén Rueda), una abogada que
apoya su causa, y Rosa (Lola Dueñas), una vecina que intenta convencerlo de que
vivir merece la pena. Pero también ellas, cautivadas por la luminosa
personalidad de Ramón, se replantearán los principios que rigen sus vidas. Él
sabe que sólo quien de verdad le ame le ayudará a emprender el último viaje.
Valoro esta película con un 8.
Opinión personal: Esta película
la comparo mucho con Intocable ya que los protagonistas viven una situación
parecida (a nivel de la discapacidad que padecen) pero el contexto es distinto
y eso influye en la vida de cada uno de ellos. Intocable está llena de
optimismo y Mar adentro todo lo contrario. “El dinero no es lo más importante”
dicen muchos pero podréis ver que el protagonista de Intocable no tiene ni la
mitad de las dificultades que Ramón. Aún hay mucho camino por hacer a nivel de
recursos materiales y económicos hasta llegar a una sociedad accesible para
todas las personas, tengan o no una discapacidad. Es una película muy buena que
cuestiona el sentido mismo de la vida.
“La vida
es un derecho, no una obligación.”
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